El yakisugi es una antigua tradición japonesa de tratamiento de la madera en la que la superficie del material se carboniza mediante una combustión controlada y, a continuación, se sella con aceite. Un proceso caracterizado por la sostenibilidad, que permite dotar a la madera de una gran resistencia a la intemperie y la hace duradera durante siglos. A continuación, la madera tratada luce un color entre negro y plateado; la superficie tiene una estructura mayor o menor según el grado de carbonización. Una técnica de acabado puramente orgánica que subraya la reivindicación de la naturalidad y la durabilidad de nuestros productos y que coincide fuertemente con la filosofía de vida japonesa del Wabi Sabi: el descubrimiento de la belleza en la imperfección.